Editorial Agosto


A veces la presión acumulada tras un curso o un año de trabajo, las pequeñas o grandes decepciones sufridas, el cansancio físico y psíquico... nos hacen soñar con un verano repleto de satisfacciones y deleites. Cosa buena y necesaria en principio. Pero a veces tendemos a pasar de un extremo a otro, y muchos casos las vacaciones resultan una ocasión para conducirse sin respeto ni medida, hasta el punto de perder la mesura y la dignidad.
Se adopta entonces el hedonismo como pauta de vida, y la diferencia entre el bien y el mal se difumina. Pero cuando se vive sin dar importancia a esta diferencia, el camino hacia la felicidad acaba por esfumarse. Y luego viene la tristeza, el vacío, el malestar del corazón, el remordimiento, el desencanto. Así es la cosa, y no cambiará por mucho que queramos vestirla de progre, de guay o de Balconing. El corazón humano está hecho para ser feliz y cuando se estrella, sobreviene el vacío. Por eso alguien definía el verano como "un frigorífico para las almas".
Pero podemos planteamos UN VERANO PARA SER FELICES de verdad.
Primer consejo: no dejarse llevar por la pereza y no perder el tiempo en banalidades. Aprovecharlo bien para conocer, leer, no ver TV, aprender, convivir con los amigos, hacer el bien a gente que lo necesita, cambiar de actividad, hacer ejercicios tanto físicos como psíquicos, (entrenando la mente) estupenda forma de ejercicio...
Segundo consejo: Cuidar de modo especial a la Familia, la suegra también cuenta, es el momento de jugar con los hijos, viajar, pasear, divertirse y explorar lo desconocido de los nuestros. Pero el tiempo debe ser de calidad y cantidad. Los “ratitos” se dejan en el trastero. En Verano es el momento para que colabore toda la familia, sin caer la carga en las de siempre. “el día de la madre habrá que cambiarlo al verano”, se lo merecen todo.
Tercero: La hora sexta prohibida, un libro en la mano la evita, zapatos cómodos y un parque cercano, para un paseo, (mejor en compañía), o bajo la sombra de ese árbol maravilloso hacen los atardeceres mágicos, fluyendo la sangre a la mente y no al estómago.
El verano NO es para descansar, ni para comer, ni para discutir, ni para gastar y mucho menos para presumir. El verano debe ser para la recuperación personal, de la mente y el cuerpo, para soltar todas las substancias dañinas que hemos acumulado, tratar a nuestro cuerpo como si fuera nuestro y no de otro y dejar que nuestra mente fluya y hagamos en ésta época todo lo diferente que venimos haciendo. Imaginación, Felicidad y Placer.
Que tengaís un buen verano.
Dr. Folk Madrid.
Director Médico

Editorial Septiembre

Las vacaciones nos permiten descubrir nuestra vena perezosa y retomar aficiones y deseos que la rutina laboral había relegado al olvido. Lo malo es que se acaban. Ahora toca rencontrarse con esos viejos amigos que te han estado esperando mientras tú no estabas: la semana sin cole antes de la vuelta para hacer malabarismos con los niños, las cartas del banco, no se te ocurra abrirlas, Los exámenes de septiembre, Ah, se siente; haber estudiado más en junio. Las nuevas temporadas de las series de televisión. Si no las ves, no existes.
Los buenos propósitos, ya sabes cuales, los de todos los años: abandonar los vicios, practicar más deporte, dedicar más tiempo a la familia, aprender un idioma, sacar el carné de conducir, hacer reformas en casa, hacer nuevos amigos, ver menos la televisión, leer muchos libros… desayunar. La báscula, Chivata traidora que te hace decir cosas como: “Tiene que estar estropeada. Es IM-PO-SI-BLE que haya engordado siete kilos en siete días”. El despertador ¿Habéis leído el cuento El corazón delator, de Edgar Allan Poe? Pues lo mismo, pero a pilas. Todo esto nos lleva a sentir el descontento de estar de vuelta y un estado de ánimo que nos hace más difícil empezar la rutina nuevamente.
La depresión post vacacional suele durar más o menos una semana, así que trata de buscarle el lado positivo a tu vuelta. Al principio te costará un poco encontrar el motivo por el que quieres volver, pero te aseguramos que existe, solo tienes que buscarlo bien.
Trata de ir adaptando poco a poco tus horarios a los que tienes habitualmente, así no te costará tanto madrugar el primer día de trabajo. Es decir, si habitualmente te levantas a las 11:00 de la mañana durante tus días libres intenta gradualmente levantarte algo más pronto.
Si esta es tu primera semana de trabajo, intenta hacer algo especial en los descansos que te relaje. Aprovechar las horas de la comida para ir a un buen restaurante o los minutos libres para pasear y tomar el sol como hacías durante tus días de verano pueden ser buenas opciones.
Para que el golpe de volver a trabajar no sea tan duro, prepara quedadas con tus amigos para ir de cañas por la tarde, salir por la noche o acudir al cine... Así no echarás tanto de menos tus días de descanso estival.
Acostúmbrate a apreciar tus fines de semana. Recuerda que hasta que vuelvas a tomarte vacaciones, estos serán tus únicos momentos de libertad así que planéalos para exprimirles todo el jugo que puedas y no caigas en la rutina.
No hay nada mejor que ponerte a hacer deporte para desahogarte de todas esas tensiones que te provocan escuchar al listillo de turno de la oficina o a tu jefe. Seguro que con una hora y media de gimnasio se te pasaran los instintos asesinos que tienes tras el primer día de volver al trabajo.
Recompénsate con una visita a nuestro Equipo de Psicología, por lo bueno que has sido al volver a la oficina sin quejarte ni rechistar. Si no se te ocurre nada nuevo que añadir a tu lista de caprichos aquí te lo daremos. Feliz vuelta y buen comienzo!

Editorial Noviembre


La vocación y Medicina debería siempre ser palabras inseparables. Todos los que ejercemos la Medicina; médicos, enfermeros, matronas, auxiliares, etc., la sentimos como parte de nuestras vidas mucho antes de la universidad y que siempre, va unida a nuestra profesión y trabajo. Esa vocación también impregna a los que nos dedicamos a la gestión de un centro sanitario.
Todo el Centro debe ponerse al servicio del paciente y su salud, de cada uno de ellos, al que hay que tratar de forma individualizada, como si cada uno fuese el único paciente del centro. Un Centro Médico no es una compañía que despacha un producto y que trata al cliente de forma indiferente.
En nuestra Policlínica hay personas-pacientes que tienen dolencias y que se ponen en manos de nuestros profesionales y le exigen un trato personalizado e individualizado
Lógicamente, esa vocación de servicio requiere recursos, no sólo humanos, sino también económicos. Cualquier centro tiene que hacer compatibles la vocación médica con la sostenibilidad del mismo. Y lo único cierto y aconsejable en un centro médico es que la vocación y entrega al paciente debe ser el camino hacia la sostenibilidad del mismo.
Es el encanto y el aliento de nuestra vocación, porque sólo así se protege el protocolo del día a día de todos nuestros profesionales y que está basado en ofrecer siempre la mejor opción a nuestros pacientes. Ese compromiso con la medicina ha calado en nuestra Policlínica y esa es, en buena medida de la clave de Vuestra Aceptación.
Y vamos a seguir éste camino, para seguir siendo lo que siempre hemos querido ser: Una Policlínica con vocación Médica que está a sus servicios.
Editorial Octubre

Ofrecer a los profesionales y pacientes de la medicina privada, los medios humanos más cualificados y los medios técnicos más avanzados que se requieran en cualquier especialidad médica. Esta es nuestra misión, nuestra esencia, quienes somos y queremos ser con la visión de consolidarnos como un grupo profesional que rinde beneficios a la sociedad y a las personas que, como vosotros, nos apoyáis.
Los valores sobre los que sustentamos nuestro día a día y que no olvidamos son, la empatía, dedicación, cariño, trascendencia, compañía, ilusión y profesionalidad. Debemos ser éticos en nuestra actuación profesional y esforzarnos de forma individual y compartida para ir más allá del trabajo bien hecho y conseguir lo mejor.
Nos gusta recordar nuestros principios y sobretodo en tiempos de crecimiento como los actuales porque creemos firmemente en que sin tener asentados nuestros valores y principios no podremos caminar de forma segura hacia el futuro. Es necesario pensar lo que somos para crecer sin perdernos y con ello conseguir mantener la confianza depositada por todos nuestros grupos: pacientes, acompañantes, médicos, compañías, proveedores, trabajadores y accionistas.
Confianza, palabra clave para continuar caminando con paso firme hacia el futuro. Y ese debe ser nuestro objetivo. La confianza es el mejor contrato que existe. Para mantenerla, en un mundo globalizado como el nuestro y tecnológicamente avanzado, ya no debemos basarnos solamente en explotación de bienes materiales sino que debemos centrarnos en la investigación, desarrollo e innovación de nuevos procesos productivos y de nuevos servicios. Debemos apostar para ello por el talento y el conocimiento. Sin duda, son la mejor inversión. En este sentido hemos querido que se convierta en uno de nuestros pilares fundamentales. En definitiva, trabajar en el conocimiento para ponerlo al servicio de las personas que nos necesitan y demandan.
Y por último los recortes presupuestarios que se avecinan en la Sanidad Pública, aún más, hacen que nuestro pequeño sector de sanidad Privada y Aseguradoras, sea una alternativa eficaz, en la libre elección de facultativos y centros, en costes, diagnósticos y tratamientos.
Dr. Antonio Folk Madrid
Director Médico
Editorial Diciembre

La Navidad celebra el nacimiento (nativitas en latín) de Jesucristo en Belén. Es una de las fiestas más importantes para los cristianos y para todos los niños del mundo.
En inglés, la palabra "Christmas" significa Misa de Cristo. En alemán se utiliza el término "Weihnachten", que quiere decir Noche de Bendición.
La iglesia católica, la anglicana, la protestante y la ortodoxa rumana celebran la Navidad el 25 de diciembre. Otras iglesias ortodoxas lo hacen el 7 de enero.
El 25 de diciembre era la fecha que establecieron los romanos para celebrar el nacimiento del Sol Invicto, asociado al nacimiento de Apolo. Las celebraciones en honor a Saturno también vivían su clímax en esta fecha. Durante las Saturnalias, las guerras y actividades de negocio se paralizaban, se intercambiaban regalos e incluso se liberaba a algunos esclavos temporalmente.
El origen de estas fiestas está en la celebración del solsticio de invierno, común a muchas culturas. En honor a Apolo en el caso de los romanos, a Helios para los griegos, a Horus para los egipcios, a Mitra para los persas o a Frey para los escandinavos. Tal vez los primeros dignatarios cristianos comprendieron la conveniencia de adoptar una fecha común, el 25 de diciembre, para celebrar la fiesta cristiana y facilitar así la conversión de los paganos.
Hacia el siglo II en Alejandría se celebraba la Navidad en mayo por situarse el nacimiento de Jesús en primavera. Pero en el siglo IV se decretó el 25 de diciembre. A finales de siglo hay constancia de un banquete de Navidad en Constantinopla, cuando la fiesta ya estaba introducida en Antioquia y Jerusalén.
Es posible que a pocos días de la Navidad, muchas familias hayan comprado costosos regalos para los miembros del hogar, quizá, hasta hayan gastado un dinero adicional en las decoraciones con la idea de celebrar al máximo esta festividad. La pregunta que uno debería hacerse es: ¿Es la N
avidad una celebración material y pagana?
Para el cristianismo, la Navidad es un momento de Fé, que se ha visto Tapado por las ofertas comerciales y las Rebajas.
Navidad no debe significar tener el árbol más decorado del vecindario, ni comprar el regalo más caro para los seres queridos. Es innegable que la festividad es esperada con ímpetu, sobre todo por los más pequeños del hogar. Pero esta desaparece cuando se abren los regalos del intruso Papá Noël. La Navidad debe ser un momento de reflexión familiar, una oportunidad para entender al prójimo y generar la reconciliación siempre necesaria, sellar las heridas y los viejos rencores. Una buena ocasión para pedir disculpas y fortalecer la solidaridad entre los miembros de la familia. La Navidad también genera un espacio para enaltecer los valores de amor, paz y la vuelta a casa.
En la comunidad inmigrante, la Navidad debe ser una ocasión para pensar en aquellas familias que lamentablemente no estarán juntas en Nochebuena debido a un sistema de inmigración que es necesario mejorarlo rápidamente. Es la actualidad que vivimos diariamente. La salvación ya no es individual. La indiferencia, el volver el rostro, el
enclaustramiento y bajar los ojos, debería hacernos pensar que la salvación esperada es Colectiva, aquí no se salva nadie, sino deja su “alma” y corazón en éste planeta.
Por ello, si usted no cuenta con un árbol navideño o no tiene dinero para comprar un regalo para los suyos, no piense que no podrá celebrar esta festividad. Navidad es mucho más que tener o regalar cosas materiales. Es una época para reflexionar, vivir en paz, buscar la unión de todos y llenarse de propósitos de felicidad.
